Situado en el pueblo que le da nombre, la localidad es famosa por su manantial de agua ( como bien me apuntó el viajero kikas: "Solares sólo sabe a agua"), y el hotel por ofrecer muy buena oferta termal y una amplísima variedad de tratamientos de belleza y bienestar.
Además, cuenta con un restaurante que me sorprendió gratamente por su calidad y presentación de los platos. No esperaba comer una comida tan elaborada y sabrosa. Os resumo un poco:
Para empezar nos traen una ensalada con tartar de patata, pasas, foie e ibéricos que me gustó mucho, sobre todo el contraste de sabores distintos como las pasas y el jamón ibérico.
Seguimos con unas milhojas de queso de cabra y ternera que seguro haría las delicias de los amantes de este tipo de queso. Yo no soy muy fan, pero he de reconocer que el plato gustó mucho.
A continuación un plato con fundamento: arroz negro con ali oli, langostino y chipirón. El arroz en su punto de cocción, el alioli sabrosísimo y el acompañamiento estupendo.
Como último plato del menú degustación probamos un confit de pato con salsa de vino realmente jugoso y muy tierno. La pena fue que mi estómago estaba ya repleto...O casi, porque con un brownie con helado de mandarina de postre, hay buscar el hueco de donde sea. Por poner alguna pega diré que noté el brownie demasiado duro ( sí, soy un poco delicado para los postres...).
Como podéis ver por la fotos, los platos están perfectamente presentados y su sabor os puedo asegurar que no os defraudaría. Ofrecen una muy buena calidad en los productos y la elaboración de los platos me gustó. Buena cocina hay aquí.
Y esto sólo es el principio de unos días por Cantabria lleno de atracones inolvidables. Ya os seguiré contando queridos amigos....
Más información en hoteles bonitos.
Si queréis saber más sobre mis viajes me podéis encontrar en My guia de viajes, Facebook y Twitter.
